Lazarito
Al altar de San Lázaro lo cubre una manta de satín violeta con ribetes dorados que se desliza a lo largo de los cuatros niveles que alcanzan casi el techo de la vivienda. En el primer nivel, justo en el
Al altar de San Lázaro lo cubre una manta de satín violeta con ribetes dorados que se desliza a lo largo de los cuatros niveles que alcanzan casi el techo de la vivienda. En el primer nivel, justo en el
Mariama se sienta detrás de la pequeña mesa que le sirve de oficina en su negocio. La mesa está llena de memorias: souvenirs, papeles cortados a mano con informaciones importantes subrayadas en rojo y algunas fotos. Sobre ella descansa también
No creo en segundas oportunidades, había dicho. Y sabía que con sólo pensarlo estaría obligándose a no confiar jamás en nadie, o lo que era peor a dejar de creer en el otro. Pasarían los años. Pasarían varias personas más
A las 4 y 20 terminaban las clases, quizás un poco después. Si algún profesor del 5to turno se quería hacer el gracioso podía dejarnos hasta mucho más tarde, lo que significaba en horario normal: llegar de noche a
Reinier habla y sonríe al mismo tiempo. No deja de mirar a los ojos mientras conversa y con su habitual sentido del humor va trayendo a nuestra reunión chistes y recuerdos de los años universitarios en la casa de altos
Aún recuerdo cuando conocí a Malú. Estaba yo dictando una conferencia en la asociación internacional de mujeres de Liechtenstein “Frauencafé” y allí estaba ella, escuchando atentamente mi exposición sobre la mujer y su representación en el cine. Recuerdo aún muy