Greta, escribo esta carta con la incertidumbre que, de hecho, sea leída por ti. Pero escribo así mismo. Deseo hacer esto con la esperanza de que la energía de amor y paz sigan acompañándote y protegiendo, delante de las expresiones insanas de odio que buscan alcanzarte. Cuando te vi por internet quedé llena de curiosidades y emoción al ver a una chica con trenzas, adolescente, al lado de tantos otros, hablando sobre un tema tan profundo como nuestra relación con el Planeta Tierra.
Un tema que para los más ambiciosos parece insano. Especialmente en un momento de la historia humana que nos arrastra cotidianamente para una vida lo más artificial posible, negando inclusive a muchas generaciones la oportunidad de sentir con profundidad el propio aire que se respira. ¿Qué esperar, Greta, de gente que derrama veneno en el aire, en el suelo, aceite en el mar, basura por todas partes, que pone fuego en lo árboles, que contamina la Tierra, y que mata de hambre, de sed y bombas a sus semejantes?
No tengas miedo chica, a pesar de los riesgos, tú no estás sola. Hay muchas como tú en el mundo afuera, sea en el interior de las florestas, en los centros urbanos. Hay muchas mujeres que vinieron antes que tú y aún cantan sobre los huesos secos de este modo de vida fallido, que al apostar no tener y no en el ser, degenera, delante de la falta de sentido de existir además de los cambios sueltos y de la falsa apariencia, y la felicidad de plástico.
Tu palabra en el mundo, Greta, es un cantar sobre huesos secos, es una intuición presente en muchas de nosotras, expresión de resistencia y de fuerza delante de un sistema socio-político autodestructivo que, a lo largo de los siglos ve en las mujeres un enemigo, porque hace mucho tiempo en la historia de la humanidad muchas caminan en la dirección contraria a este modelo de ejercicio de poder jerárquico, totalitario, excluyente, violador de la Tierra.
Cantar sobre los huesos secos es una metáfora significativa, también presente en la Biblia, en el libro de Ezequías, capítulo 37, que nos remite a una profecía de restauración, de renovación de Vida. Tú nos hablas de Vida, Greta, no de nuestra existencia transitoria, bastante efímera, y sí, de una cosmovisión que va al encuentro de las fuerzas predatorias, sea de la Psique, sea de todo lo que está vivo y de lo cual nuestra vida forma parte. Y cuando los predadores braman, es señal de un viento nuevo que sopla por los cuatro cantos del Planeta.
Lo bueno es que su voz rompe tantos silencios, y sigue junto a la voz de Malala, y de todas las mujeres que viven, acreditan y luchan como tú, esparcidas por este mundo entero. Muchas mujeres en el mundo, nacidas en diferentes épocas y culturas, en algún momento de sus vidas fueron impedidas de hablar, con el intento de ser reducidas al silencio, como una forma de tirar de ellas el derecho al propio lugar en que nacieron. Esta conducta de intentar silenciar con amenazas es una forma de querer decir que el mundo no nos pertenece. ¿Qué engaño no es Greta? Porque tú y tantas de nosotras seguimos aprendiendo a decir tu propia palabra, y haciendo la propia voz resonar mucho más allá de tu propio espacio-tiempo.
Si llegaste recientemente a la ONU, acredito que es porque todos ellos saben de la seriedad de lo que estás tratando en tu discurso. Tal vez incluso delante de toda la ambición y “conquistas” y poderío, ellos tengan miedo, Greta. Porque no existe otro lugar que nos quepa, sólo en la ficción, no va a haber otro ecosistema que nos integre, porque pertenecemos a éste. Nacimos y morimos en éste de aquí, así como las flores, las libélulas, los leones, los micro-organismos, las aguas… No habrá un nuevo Éxodo, porque no existe otra tierra a la vista. Todo lo que podemos hacer es ahora, que ya parece una palabra que suena con la sensación de atraso.
Yo también quería decirte, Greta, que no sufras excesivamente. Yo sé lo que tú sientes, y estar atenta a tus sentimientos te movieron hasta aquí. Pero no cargues un fardo por lo que otros antes de ti causaron a la Tierra. Siéntete libre de culpas y cualquier cosa que lancen para aprisionarte. Porque tú pareces una chica-águila, Greta, con una visión profunda y apurada, noble, con una escucha de los seres vivientes del Planeta delante de un mundo ensordecido y enfermo. Considero tu resiliencia delante del ciclo de la vida. Y deseo mucho que tú y las nuevas generaciones puedan, quien sabe, testimoniar lo que hay de más Sagrado en Pachamama (Madre Tierra).
Sandra Raquew Azevedo (Brasil)
Profesora del Departamento de Periodismo de la Universidad Federal de Paraíba. Doctorada en Sociología con experiencia en investigación en Estudios de Género y Medios de Comunicación; Educomunicación y Comunicación Comunitaria y Ciudadanía.
Tiene una maestría en Educación, con énfasis en Estudios Culturales y Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación. Como periodista, tiene una amplia experiencia en relaciones con la prensa en instituciones públicas y privadas y organizaciones no gubernamentales. Actualmente coordina el Objeto Semiárido donde desarrolla con estudiantes de pregrado y postgrado una agenda de investigación y monitoreo de medios, llevando a cabo análisis de la agenda de la Transposición del Río São Francisco, la lucha por el acceso y el derecho al agua; proyectos de convivencia con el semiárido; interfaz de comunicación y salud. También colabora con las revistas Artemis (UFPB), Media and Daily (UFF) y Anayde Beiriz.
Artículos suyos pueden encontrarse en su blog.