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Karina Rivas Cardona – Escritura negra diaspórica

La voz potente de Karina - un poco sobre ella

El 24 de junio (Dianela Cano Rodriguez y Yo) tuvimos un apasionante encuentro con la escritora y activista colombiana Karina Rivas Cardona. Escuche la entrevista completa en el podcast de Terra Literaria.

Ella habla desde su lugar de enunciación afrodiaspórico, especialmente de su identidad multiética, ascestralidades, espiritualidad y de sus lugares de pertenencia. Enpenzamos nuestro diálogo con un saludo hecho por ella a las deidades y ancestralidades.

Su origen está ligada a dos territorios colombianos de sus ancestros y ancestras más cercanos: Cañasgordas, perteneciente al departamento de Antioquia, cuya capital es Medellín, que se encuentra cerca del Océano Atlántico, con una población mestiza y blanca; el otro territorio, Opogodó, ubicado en el municipio de Condoto, perteneciente al departamento del Chocó, capital Quibidó, situado en la región del Pacífico,  donde vive la mayoría de la población negra. Actualmente vive en Cali, situada a Region Sur del Valle del Cauca, cerca de Océano Pacífico del norte colombiano.

Se presenta como una mujer diversa. Es mamá de Oshún, una niña prieta llamada Lia Oshún R. Rivas y queer. Es hermana y compañera de un hombre trans negro y músico/artista llamado Milo Mosquera, que toca marimba mientras ella declama sus poemas.

“Soy una muyer hermana, compañera, de planta, con una relacion cercana a las plantas para curar, sanar, sanarme, y ativar memorias, también con mujeres”.

Karina es escritora, poeta y una mujer afrodiaspórica, activista feminista negra comunitaria, decolonial y antirracista, defensora de derechos humanos con enfoque étnico, de género interseccional y territorial en comunidades afrocolombianas. Desde su trabajo y activismo, Ella está muy comprometida con las luchas por la vida de las mujeres, niñas y niños interétnicos, afro e indígenas desplazados y que están constantemente amenazados por las violencias de género, las drogas, el narcotráfico, la explotación y lucha también por la paz integral em el território colombiano.

Es directora de la Escuela etnopopular de escritoras Mariele Franco y realiza talleres con mujeres/hermanas sobre cuidados y autocuidado, y también la dimensión de la espiritualidad afrocentrada está presente en su labor con las mujeres. 

“He entendido que no se puede hablar si primero no se habla de nuestra deidad. Entonces he aprendido que en todos los espacios en los que estoy, primero está el altar, primero es nuestro centro de poder … en el penúltimo viaje con las mujeres justamente de los albergues cerrando un proceso que le llamamos círculo de autocuidado, memoria y paz”.

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La escritura afropoética feminista y decolonial

Karina es investigadora de asuntos afrodiaspórico, “una amante de la poesía y  declamadora y compositora de ella@. (Feminismos andantes, 2021).

Su lectura poética es latente y las poesias despierta una mescla de sentimientos, son memorias, contestaciones y es una invitación a la transformación personal y colectiva/social.

Es escritora y como  co-autora de los libros “Feminismos Andantes” (2021) y “Diálogo de Saberes” (U de A-2020) – “Bilis Negra” (obra inédita).

Al referirse a la literatura (escritura), Karina reconoce que las mujeres negras tienen una gran responsabilidad con la palabra: “Somos semillas y cresceremos como grandes baobas” (proceso Étnico infantil semillas negras de Cocco Kilele). Así, la literatura es esta posibilidad de hacer florecimiento, declarou ella.

Es una promotora de la lectoescritura/oralitura, especialmente de escritura decolonial con un enfoque autobiográfico, y reafirma: “debemos narrarnos primero a nosotras,  y como decía Audre Lorde, antes que lleguen a definirnos”.

La poesía de Karina está atravesada por las dimensiones de la espiritualidad, la ancestralidad, la corporalidad afrocentrada y critica el colonialismo, el (afro)patriarcado y el racismo em Colombia.

Karina también se presenta con su poema “Yemanja”. Para ella, “Yemanja” es un poema que ha tenido transformaciones; primero lo pensó como un poema muy romántico hacia la ancestría, pero se fue transformando también en una critica a la blanquitud que nos separa colonialmente de nuestra espiritualidad y nuestra etnia”.

Yemanja

Te veo madre,
Vienes danzando entre las olas
como puntadas de aguacero
que se tejen en las manos sagradas de nuestros ancestros, arrullos en mí alma, susurros armónicos en el seno de mis abuelas, sensible tonada,
tu eres mi calma.

¡Agua celestial madre Yemayá!

Llegas serena besando mí orilla
Adocilas mis pesadillas, en el movimiento de las olas tú estás.

Vienes de la brisa tocando la mar,
tu origen se esconde en la tarde recostándose sobre el lomo de la inmensidad,
naciste con el sol besando el agua,
estarás presente aún cuando te vayas.

Mae Yenya omio sagrada perla del panteón, océano divino.
Omio madre paridora del destino.

¡Remedo de poeta!

Me dijo, y después dijo amarme…

Empuñó su mano grande
de hombre negro “pensante”
y la estrelló contra mi ojo izquierdo
irrumpiendo en la sensibilidad de mi nariz;
pausando mi respiración
y acelerando el fracturado
y prieto corazón de su latir.

…y después, dijo amarme.

Gritó que mi Dios no podría ayudarme,
¿Qué dónde estaba Él?
Que era patética y alienada por creer.
¡Tú Dios no existe!
Vociferó en la cocina,
y su voz tuvo eco hasta el patio trasero,
delante de mi espíritu,
que se vio salir de mi cuerpo rastrero.
extendiéndose en el recuerdo,
hasta hoy; aquí en el pecho.

…y después, dijo amarme.

Alistó con la fuerza de un odio sangrante,
el pie derecho,
para depositarlo con grotesco asco,
en mi espalda desnuda, derribandome,
y una vez en el suelo repitió su accionar
…una vez más,
dos veces más,
otra vez más…

Menos para nosotras¡ No Existe!

Retorno, retorno… respiro… retorno.
Regreso a mi cuerpa, veo mi territorio
y amo todo esto, lo he amado hasta en el fondo.
Más un día con la vida vencida,
he de arrojar mi melanina y no ser más
“la negra”
y al fin ser humana, una persona cualquiera.

Desplazandome al rincón último
de los rincones,
abajo en el Valle,
donde habita mi río,
donde me atraviesa la cordillera,
mi río.
Donde soy yo, donde al fin pervivo.

Legado

Mi cabello es tradición,
es el encuentro intergeneracional
como de una sola voz su expresión.
Es movimiento insustancial,
y los versos de una negra canción,
es indoblegable, es color,
es música y es caminos
Que conducen a un estado de gloriosa unión
de todas las diásporas y en todos los destinos.

Poderoso es, por eso con letras lo honro,
es transgresor además,
porque resistió la mano esclavista
del opresor malicioso.

Al igual que mi cuerpa, mi cabello es receptivo,
él no crece en gravedad,
si no fuera de convencionalidad.
Es auténtico, sin apelativos.

Su sello de autenticidad es un legado
de la realeza africana ancestral,
que dio muestras de vida, rebeldía
pero también tantas y profundas heridas.

Hoy yo lo reivindico, sin ponerlo liso,
lo defiendo en espacios “serios”,
siempre llevando mis rizos;
me muevo con él conforme mis ancestras hicieron,
como semillas de libertad germinando con el viento.

No es un algodón,
no deseo que nadie lo compare,
tampoco es una esponja o nada
con lo que la ignorancia grotesca lo asocia.
Es mi espacio personal,
por esto la curiosidad insana no lo puede tocar.

Es mi tesoro, mi regalo y me permite identificarme
con mi hermana y con mi hermano.

Pero mi pelo también es mujer,
por eso este sistema de hombres
aunque removerlo quisiera,
¡No Lo Puede Hacer!
con sus estereotipos blanqueados
que nos hacen querer desrizarnos
hasta los propios hermanos empobrecidos,
negros [diría el amo]
acomplejados.

Es mi pelo crespo rotundamente perfecto,
él levita, Flota.
Tiene un estilo único en la humanidad
de diversidad rota,
y exhala vida dándome luz propia.

Gracias Karina por compartir con nosotras tus experiencias, sabiduría y por afropoetica.
Para saber más sobre la poesía de la autora, visite la página o a través de su Instagram Crédito de las imágenes: Las fotos son cortesía de la autora Karina Rivas Cardona.

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