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Día de lavar / Away

Hoy saqué toda la ropa sucia, el vestido incluido, para lavar. Sacar a lavar la ropa no significa mejor, no significa un cambio, un progreso; significa, cuando mucho, nada más y nada menos que un acto reflejo, involuntario como lo puede ser mear, cagar. El organismo necesita, aunque se alimente poco, sacar en algún momento la mierda que lleva dentro, lavarse, limpiarse. Aunque luego continue, inevitablemente, acumulando más mierda, más llanto en forma de mierda.

Para mí hoy fue el día de lavar. Si se va el cuerpo, por lo menos que se vaya limpio, pensé. Si voy a yacer que sea en sábanas olorosas a Lenor que no es lo mismo que oler a otra cosa. Si hay que seguir que sea limpio, aunque ser limpio, o limpiarse no signifique en modo alguno un avance, significa, solamente mear, cagar.

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Fotos cortesía de la autora

 

Anoche tuve otro de esos sueños extraños. Estaba sentada en un banco, en medio de una ciudad. La gente pasaba por mi lado sin prisa. De pronto, frente a mí, un enorme cartel como aquellos de Revolución sí, yanquis no, dejaba ver una frase, no recuerdo cual, pero tengo la impresión de que no eran buenas noticias. Como parte del sueño quise ver más, preguntar al que me mostraba el cartel, llorar, incluso, porque todo esto me provocaba una repentina tristeza. Pero sentía que no podía respirar. Me ahogaba, como cuando metes la ropa en la lavadora y el agua y el detergente van cubriendo de a poco la tela sin dejarla respirar, ahogándola. Aún no entiendo por qué no podía hablar, preguntar, moverme. Imagino que de alguna forma algo/alguien me lo impedía. No recuerdo mucho más, solo una sensación perturbadora de agonía, de ansiedad.  

Cuando limpies, laves algo, ten cuidado de no ahogarlo. 

Hoy también comí un poco, quizás como parte de esos actos reflejo, involuntarios como mear, cagar. Fue como sacar a lavar la ropa; no significa un avance, significa que en el mismo estado de deterioro soy capaz de llevarme cosas a la boca, que no es lo mismo que comer. O quizás los psicofármacos han comenzado a dislocar ya mis reflejos voluntarios, o quizás no. Quién sabe. Nunca lo sabré. Una cosa es lo que se dice y otra cosa es lo que en realidad es. Una cosa es lo que se escribe y otra bastante diferente, lo que en realidad es.

Solange Knowles suena en la playlist y habla algo sobre irse away que es estar lejos, o mandar lejos a alguien/algo. Mandar lejos a alguien, también conocido como destierro, puede ser un acto reflejo de salvamento, pero en última instancia es siempre un acto represivo. Al que se destierra se le priva del derecho de decidir si quedarse o no, se le priva del derecho de expresar su deseo, se le priva en definitiva de su libertad. Puede haber quien diga que hay destierros justificados. Pero quizás Knowles habla de otro away. Quién sabe, who knows.

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Los psicofármacos son cosa seria. Imagina que en un día como hoy, en lugar de lavar te da por no lavar, por no mear, por no cagar. Podrías culpar a los psicofármacos. Son medicamentos que actuan sobre la actividad mental, segun la RAE. Si alguien le cree a la RAE que levante la mano. Pero lo que nadie te cuenta es que cuando quieres lavar, no puedes y que cuando quieres hablar, tampoco. Si te vas away y me desechas, no es su culpa. No culpes a los psicofármacos. Cagar, lavar, limpiar o mear a deshoras es culpa tuya por no tener cojones, por irte away. 

Recuerda, cuando vayas a lavar no tomes psicofármacos. La utopía puede ser un estado peligroso de esperanza.

El viento arrecia. En las montañas se posan unas nubes imponentes. Y yo cansada de tanta imposición, de tanta lavadera, de tanto no comer, de no mear; me cago en ellas, metafóricamente hablando. Me cago en el viento que atrastra las hojas hasta el balcón, en el poder y en la prepotencia de quién quiere ser a costa de todo y de todos.  De quién usa a su antojo, por conveniencia. De quién lanza a un lado lo que no le sirve más. Cuando te impones así, cuando arremetes con tus remolinos contra el cristal, sin que te importe nadie ni nada, te conviertes en una especie de viento tirano  que arrasa por el solo placer de ser y la errónea idea de que vales cuando estás por encima de los demás, cuando has aniquilado a todos. Lo siento mi amol nubarrón, pero así es como te percibimos desde aquí. ¿No te importa? Lo sé también. Por eso no me queda otra opción que sacar la ropa sucia a lavar, aún en días en los que tu mierda huracanada se posa precisamente sobre el horizonte, sobre las montañas. 

¡Finge ser destructivamente feliz y  qué los psicofármacos nos ayuden! 

Pero créeme, no sirven de nada, no borran casete, te lo digo yo. Puedes irte away, bien away y quizás algún día termines siendo feliz. Puede ser. ¿Al final, quién sabe que es ser feliz?¿Al final, qué es terminar?¿Al final, qué mierda es cagar? It’s like cranes in the sky … 

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