¡Da lo que tienes! Dijeron a una voz y todos asentimos, unos con la cabeza, otros desde el corazón, unos desde nuestras sillas, otros desde los cojines dispuestos en el suelo de la renovada capilla neogótica de la Kulturhaus Helferei de Zúrich. Ésa fue la conclusión de una velada que apenas comenzaba y que tuvo todo para ser especial.
No fue un funeral. Quizás un poco sí. Nadie había muerto. Quizás de alguna forma sí. Ich warte nicht bist du tot bist. (Keine Trauerfeier für Florin ) estaba destinada a ser una fiesta y eso fue.
„Cuando una persona muere, los afligidos en su mayoría tratan intensamente con esa persona y la relación que los llevó a ellos. Parece que solo entonces se dan cuenta de lo que tenían con esta persona. Creo que es una pena, así que con este proyecto quería crear un espacio en el que apreciamos las relaciones actuales y celebramos a las personas que todavía están vivas; con los que podemos seguir pasando tiempo. Espero que las personas se entiendan más a sí mismas como seres sociales y en consecuencia se comporten así en sus vidas“
Y quizás lleve razón Christine Schmocker, artífice de este proyecto. Es posible que vayamos por la vida demasiado empeñados en nosotros mismos. Es posible que, sólo ante el hecho irreversible de una muerte, entendamos entonces el valor de esas personas especiales.
No esperaré hasta que estés muerto/muerta. (Nada de funerales para Florin) , en su traduacción al español, comenzó como deberían iniciar todas las puestas escénicas, o todos los espectáculos de forma general: haciéndote parte de ellos, sacándote de la fila interminable de la entrada y ofreciéndote un espacio /tiempo sólo para ti. El mío estaba marcado para las 19:21. A partir de ese momento subí también a escena con los actores/personas y con mis ropas y zapatos mojados por la pertinaz lluvia fui convidada a cruzar el umbral de la capilla, levemente iluminada por dos hileras de velas. Luego, atravesé el escenario construido en medio de los balaustres altísimos, también engalanados para el funeral/fiesta.
No era un Halloween. No era el Día de los Muertos. Aunque algún que otro excéptico bien habría dicho que similitudes sobraban. Quizás porque en nuestra sociedad sólo a través de estas fiestas importadas se nos es dado el derecho de perderle el miedo a la muerte, a los muertos, sólo así se nos está permitido jugar o celebrar a los que ya no están.
„Nuestro proyecto fue esencialmente una celebración y, por lo tanto, se basó en la estructura dramatúrgica de un ritual… Quería que la audiencia se viera afectada: ¡no eres un visitante anónimo, sino una parte importante de nuestra velada! ¡Qué bueno que estés aquí con nosotros! Esta parte también se trataba de entrar en un “mundo diferente” y dejar la vida cotidiana en las calles de Zúrich“,
¿Qué es la muerte, qué es la vida, qué somos? Preguntaron también desde el tabloncillo. Nadie respondía. No estábamos obligados a hacerlo. El conjunto: dos chicos y tres chicas hablaban de las relaciones, del sentido de la vida, de aquellas pequeñas cosas que van conformando nuestra existencia, ésas que muchas veces compartimos con nuestros seres amados, ésas que nos hacen felices, ésas fugaces, ésas que en muchas ocasiones menospreciamos por considerarlas rutinarias, nímias. Pero, ¿ y si es precisamente en esos actos cotidianos donde está el placer de la vida, la felicidad, el amor?
„Después de estas escenas grupales, llegó la pieza central de la noche: los jugadores habían elegido a una persona cercana a ellos a la que querían honrar esa noche. Todos llamamos a estas personas “Florin”. En cada celebración, el público vio seis obsequios cortos, que fueron dirigidos en una atmósfera íntima a las diversas personas favoritas de los participantes (es decir, los “florines”). Estas presentaciones también fueron para dar a la audiencia un ejemplo de lo que podría significar tratar respetuosa y honestamente a una persona.“
La noche mantenía el suspense y los invitados queríamos saber más sobre Florin, sólo que para ese momento el performance daría un giro inesperado: ahora nos correspondía a nosotros conocernos más.
„Luego dividimos a la audiencia en cinco grupos. Se jugó un juego de preguntas en cada grupo, durante el cual nuestros invitados fueron conducidos a nuevos encuentros y pudieron intercambiar ideas sobre los temas de muerte y relación en un ambiente íntimo. También se les indicó elegir su propio “Florin” y honrar a esta persona por sí mismos. Todos recibieron una flor de té con la invitación de beber este té más tarde con su propio Florin. La esperanza era que la noche irradiara algo a la vida cotidiana de los visitantes. La fiesta llegó a su fin: servimos una sopa, el bar estaba abierto y nuestro acordeonista tocaba para el baile.“
Christine Schmocker estaba empeñada en terminar su Maestría en Pedagogía Teatral con una gran fiesta performativa y lo logró. Ahora trabaja ya en Berna en otro proyecto con adolescentes y jóvenes, siempre apostando por el desarrollo de obras donde el público tenga una participación activa y donde la teatralidad sea método y/o excusa para repensar nuestra cotidianidad, nuestros sentimientos, nuestras relaciones.
Horas más tarde, camino a casa, pensaba en el montón de sensaciones acumuladas en esa noche- funeral- fiesta y trataba de explicármelas. En el intento, pensé en mi Florin, y le dediqué, desde la distancia, un pensamiento que me hizo sonreir en medio del solitario tren de medianoche. El sobre con mi nombre desdibujado por las gotas lluvias yacía en mi regazo pidiendo ser abierto. Dentro había un papel con parte del texto de la obra y adjunto un pequeño envoltorio que contenía una flor. La olí. Es un jazmín, me dije y lo guardé con la esperanza de poder compartirlo pronto con mi Florin, conmigo misma.
Noch bist du da
Wirf deine Angst in die Luft
Lass deine Masken zu Boden fallen
Tanz die Freiheit
Aún estás aquí
Lanza tu miedo al viento
Deja caer tus máscaras al suelo
Baila la libertad
Bald
Ist deine Zeit um
Bald
Irgendwann
Ist deine Zeit um
Verliert aller Raum seinen Ort
Wächst der Himmel unter dem Gras
Tu tiempo
Se acaba pronto
En algún momento
Se acaba tu tiempo
Todo espacio pierde su lugar
Crece el cielo bajo la hierba
Eines Tages
Hast du deinen Liebsten Lebwohl gesagt
Und deine innersten Wünsche dir
Bald
Fallen deine Träume
Ins Nirgends
Un día
Dijiste adiós a tus seres queridos
Y tus deseos más íntimos
Pronto
Caen tus sueños
En ninguna parte
Noch bist du viel
Noch
Duftet die Nelke
Singt die Drossel
Noch darfst du lieben
Aún eres mucho
Aún
Huele el clavel
Canta el zorzal
Aún puedes amar
Noch darfst du lieben
Worte verschencken
Dein Wesen enthüllen
Dich verschenken
Aún puedes amar
Regalar palabras
Revelar tu ser
Regalarte
Noch bist du da
Sei was du bist
Gib was du hast
Aún estás aquí
Sé lo que eres
Da lo que tienes
Foto: Regula Bearth © Hochschulkommunikation ZHdK