Severine
Jean jadea aún sobre el cuello sudado de Severine y un hilo de saliva le sale por la comisura del labio grueso, prominente. Son casi las siete. Severine espera, paciente, debajo del cuerpo inmenso del hombre y prefiere no perturbar
Jean jadea aún sobre el cuello sudado de Severine y un hilo de saliva le sale por la comisura del labio grueso, prominente. Son casi las siete. Severine espera, paciente, debajo del cuerpo inmenso del hombre y prefiere no perturbar